La lluvia con que miraba
tuvo el
ardor de las aguas de marzo
pero lo supe
después,
cuando
doblegó sus armaduras,
depuso
solícita la espada guerrera
y aprendió
que con sus ojos no derrotaba
a los
enemigos,
que sus
dudas no eran el rayo mortal
para los
invasores
y no había
un ejército
invencible y fatal
en su
sonrisa.
¿Podría
triunfar en este cuerpo a cuerpo,
entrecruzando
las piernas con la vesícula
y el pecho
latiendo desacostumbrado?
Era como un
paso, un puente,
era un sapo,
una rana. Era todo a la vez. Boomerang
que volvía
con sus
mañas,
que trocaba
amantes
por
baratijas
de un
corazón acorazado.
Le brindé un
lecho inmortal
y el fogón
encendido. Bastó.
¿Acaso la
esperanza tiñó de rubio sus alas
y en vez de
volar, se afinca?
Fue como un
paso, un puente,
Fue como un
sapo, una rana. Transgredió
y la
desilusión se ató las manos
para
colgarse de un árbol
y morir
pendulando.
Ahorcada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario